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Sentimiento de Culpabilidad en la Madre Trabajadora

Actualizado: 24 jul 2020


La mayoría de las madres que trabajamos pasamos por una etapa donde, sufrimos del sentimiento de culpabilidad por “abandonar a nuestros hijos” para ir a trabajar. Ese sentimiento se relaciona con una neurosis que se genera por no cumplir con el imaginario social, aquellas exigencias que la sociedad nos impone a las mujeres en nuestro rol de madres. Esas constantes imposiciones, no sólo provocan la culpabilidad, sino la negación de uno mismo a una vida más tranquila, donde las mujeres nos podamos realizar de forma plena.


Muchas cuestionantes aparecen en nuestra mente: seré suficiente, lo estaré haciendo bien, no soy tan buena como…, no soy buena porque…, temo que no me considere una buena madre, temo haber hecho algo mal, entre otras frases. Y al final del día, lo que terminamos apreciando más es la privacidad que podamos lograr al ir al baño, o poder dormir bien toda la noche, sin comprender a plenitud que es mucho más que eso lo que merecemos.


Una de las recomendaciones que más se nos dan es la de pasar más tiempo con nuestros hijos. Sin embargo, eso a veces sólo aumenta los sentimientos de culpabilidad cuando por mi trabajo debo llegar más tarde o realizar viajes fuera de casa, o me impide participar de una manera más presente en las actividades escolares. Pero, es importante contemplar que no por pasar más horas con nuestros hijos va a haber una mayor y mejor conexión entre nosotros. Lo que debemos cuidar es la calidad de ese tiempo que logramos compartir con nuestros hijos. Debemos aprender a disfrutar de esos momentos y de todo lo pequeño que lo conforma.


Saber comunicarse es vital en cualquier relación, ser honestas, sinceras, humildes, saber hablar desde el corazón. Saber mostrar el afecto que tenemos hacia nuestros hijos. La comunicación que exista debe ser de calidad, debemos mostrarnos cercanos, pendientes de su vida, sus emociones y sentimientos, procurar conversaciones y preguntas abiertas que logren una conversación fluida y amplia. Debemos mostrarnos siempre abiertas a la escucha, ser empáticas con nuestros hijos para lograr una mejor conexión y hacer de ellos personas de bien.


Además, acabar con ese sentimiento de culpabilidad implica conocernos, saber realmente quienes somos. Una cosa es la clase de madre que nos gustaría ser, y otra muy distinta la que en realidad somos. Necesitamos conectar con nuestros sentimientos, pensamientos y necesidades para poder estar felices, sentirnos seguras del rol que ejercemos en cada una de las áreas de nuestras vidas, sentirnos satisfechas. Poder ser parte de la vida de nuestros hijos, lograr conectar con ellos para acompañarlos en su andar y brindarle aquello que necesiten, requiere de nosotras un adecuado nivel de inteligencia emocional que no todas tenemos. Aún así, debemos ser conscientes de ello, conocernos, aceptarnos y buscar siempre ser mejores cada día para poderle ofrecer a los demás una mejor versión de nosotras mismas. Una madre feliz, contenta y realizada con su vida, consciente de sí misma de sus defectos y virtudes, podrá conectar más y mejor con las personas que la rodean, en especial sus hijos.


Es imperante reconocer que, nosotras las mujeres, ni nadie, debe demostrar perfección o lo que los demás esperan de uno. La mujer maravilla no existe. Y una vez que logremos comprender lo que eso significa, seremos capaces de aceptar que necesitamos ayuda. Es importante que nos aceptemos tal y como somos, para empezar a cambiar todo aquello que sea necesario y nos prive de tener una mejor relación con nuestros hijos.


La mayoría de las veces es la misma mujer la que se coloca sobre sus hombros más carga de la que realmente puede o debe con tal de mostrarse como una “gran mujer”, la que trabaja, hace tareas y estudia con sus hijos, y por las noches atiende su casa al cien por ciento. Sin embargo, todos en la casa pueden colaborar y con ello no sólo aprendemos de humildad y a delegar, sino que les enseñamos a los demás a ser solidarios, empáticos, seres humanos parte de una sociedad por la cual debemos todos trabajar. Y todo ello, nos hace madres más grandes, no menos mujer.


Está demostrado que los hijos de madres trabajadoras logran ser adultos más independientes, responsables y que buscan crecer profesionalmente. En todo sentido, somos un ejemplo para nuestros hijos. Por ende, debemos cuidarnos como mujeres con diversas necesidades, antes de poder ofrecer o exigir algo a los demás. Involucremos a los hijos en nuestra vida laboral, compartamos con ellos lo que nos sucede, mostremos amor por lo que hacemos, la forma en la que somos responsables. Hagamos que se sientan orgullosos de nosotros y no, que deben competir con nuestro trabajo.


El sentimiento de culpabilidad produce estrés, frustración, ansiedad, nerviosismo, cansancio físico y mental por ende insomnio, además de irritabilidad, entre otras. Es por eso que como mujeres y como madres, debemos aceptarnos, querernos y exigirnos menos. Comunicarnos honesta y abiertamente con nuestra familia, expresar nuestros sentimientos. Además, delegar tareas para poder tener más tiempo para nuestros hijos y nosotras mismas.



 
 
 

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